

Pese a haberse reducido el abandono educativo prematuro en los últimos 20 años (del 32% al 16,9%), luchar contra el AEP sigue siendo una asignatura pendiente, con importantes consecuencias en la vida de los jóvenes. La salida prematura del sistema educativo sitúa a miles de jóvenes en una posición precaria en el mercado laboral.