La mayor parte de los sistemas educativos de los países desarrollados disponen de un servicio de inspección y, aunque no se trata de modelos homogéneos, todos persiguen mejorar la calidad de la educación. La cuestión es: ¿lo consiguen realmente? En esta revisión, nos aproximamos a la calidad educativa a través del rendimiento del alumnado y se recoge la evidencia que relaciona la actividad inspectora con los resultados académicos. En las páginas siguientes, no solo se responderá a esta pregunta, sino también a otras cuestiones como ¿debe la actividad inspectora tener una función consultiva o debe conllevar también otro tipo de implicaciones?; ¿es mejor publicar los informes de evaluación o no hacerlo?; ¿qué tipo de retroalimentación resulta más efectiva? o ¿debería reforzarse la actividad inspectora?