Los programas de segunda oportunidad se presentan como una respuesta al problema del abandono educativo temprano, muy elevado en Cataluña. Son un tipo de política activa de ocupación centrada en ofrecer formación y apoyo integrales como palanca para favorecer la revinculación con el itinerario educativo y facilitar las transiciones laborales de los jóvenes. Pero, ¿son realmente efectivos?
La evidencia internacional indica que permiten desarrollar aspectos motivacionales y socioemocionales, y obtener credenciales, claves para el retorno educativo y para la inserción laboral. Ahora bien, no todos los programas son igualmente efectivos. Deben combinar apoyo psicosocial y orientación, trabajo académico y una fuerte conexión con el mundo laboral; requieren de equipos multidisciplinarios y experimentados, y funcionan mejor cuando incluyen trabajo o prácticas remuneradas.
