Educar a partir del vínculo: la fuerza de la mentoría en una sociedad resiliente
10/09/2025
Los vínculos humanos son el fundamento del aprendizaje. La investigación muestra de manera consistente que las relaciones positivas y sólidas entre profesorado y alumnado fomentan el éxito académico, la motivación y la resiliencia. Pero más allá del aula, las relaciones de mentoría con otros adultos de confianza amplían este ecosistema de apoyo. Cuando un adolescente encuentra a una persona que lo escucha, que lo anima y que cree en él, se va creando una red de seguridad que resulta clave para su bienestar y para su futuro.
La pertenencia es otro motor esencial. Sentirse parte de una comunidad que te valora y te reconoce ayuda a reducir el estrés, fortalecer las funciones ejecutivas y mejorar el aprendizaje. Cuando las personas mentoras entran en juego, se convierten en nuevos referentes y aportan experiencias y perspectivas que a menudo no están presentes en la familia o en el círculo más cercano. Estos vínculos diversificados potencian la autoestima y el compromiso académico del adolescente, al mismo tiempo que abren caminos hacia un desarrollo personal y socioemocional más rico.
"Una sociedad que apuesta por la mentoría no solo fortalece las trayectorias individuales, sino que construye capital colectivo y consolida la cohesión social"
Esta realidad conecta con el concepto de capital social: los recursos que las personas adquieren a través de redes de confianza y reciprocidad. Los vínculos sólidos con adultos de la comunidad actúan como “capital de puente”, abriendo oportunidades y consejos que van más allá de las fronteras sociales o económicas. En muchos casos, estas relaciones intergeneracionales son más determinantes que el estatus socioeconómico a la hora de predecir resiliencia y persistencia académica.
Ahora bien, la mentoría no solo beneficia al individuo: cuando se despliega de manera sistemática, contribuye a reforzar el tejido social. La conexión entre generaciones y personas de diferentes entornos favorece la creación de comunidades más inclusivas y solidarias, donde el sentimiento de pertenencia y la confianza mutua se convierten en motores de convivencia. Además, las redes de apoyo que se generan alrededor de las relaciones de mentoría fortalecen la responsabilidad compartida por la educación y el bienestar de la juventud, convirtiéndola en una estrategia para reducir fracturas sociales y promover la igualdad de oportunidades. Una sociedad que apuesta por la mentoría, por tanto, no solo fortalece las trayectorias individuales, sino que también construye capital colectivo y consolida la cohesión social.
"Cada relación de mentoría es un nuevo vínculo que multiplica oportunidades y hace aflorar una red de apoyo más fuerte para cada adolescente que participa"
En Catalunya, esta convicción toma forma, entre otras iniciativas, con el programa Mentora. Nacido en 2023, ya ha creado más de 350 parejas de mentoría que conectan a adolescentes con personas adultas dispuestas a acompañarlos. La experiencia es clara: el alumnado que ha participado destaca la mejora en el bienestar emocional y en la seguridad a la hora de tomar decisiones académicas.
Cada relación de mentoría es un nuevo vínculo que multiplica oportunidades y hace aflorar una red de apoyo más fuerte para cada adolescente participante. Lo demuestran los testimonios: “El acompañamiento de las personas mentoras ha mejorado la asistencia y el compromiso del alumnado, facilitando la continuidad en los estudios y la obtención del graduado en ESO” (Jefe de Estudios, Instituto Deltebre). Familias y voluntariado también lo confirman: “Hacía años que las cosas no iban bien con mi hijo y Mentora ha sido la tecla” o “Toda esta juventud necesita ser escuchada”, explican mentores y mentoras sobre su experiencia".
“No se trata de rescatar a nadie, sino de caminar juntos, asegurando que cada adolescente tenga las mismas oportunidades para desplegar su potencial y acceder a sus derechos”
En un momento de polarización, individualismo, discursos de odio y fragmentación social, programas como Mentora muestran que los vínculos intergeneracionales y comunitarios son más necesarios que nunca. No se trata de rescatar a nadie, sino de caminar juntos, asegurando que cada adolescente tenga las mismas oportunidades para desplegar su potencial y acceder a sus derechos. Cuando esto ocurre, el futuro es más justo, más rico y compartido.