¿Por qué es importante y urgente promover la participación de adolescentes en actividades fuera de la escuela?

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Vivimos en un mundo fugaz, incierto, ambiguo, difícil de entender, con demasiada frecuencia encarnizado con las vulnerabilidades y cada vez más desigual y fragmentado. Este contexto global es muy exigente con las personas y nos sitúa constantemente fuera de nuestra zona de confort.

Y para poder salir airosos, cada vez es más crucial que todos los ciudadanos y ciudadanos tengamos una serie de competencias, como la capacidad de adaptarnos a los cambios, la habilidad social para integrarnos en grupos y en relaciones de interdependencia, la capacidad de transformar y de transformarnos, el liderazgo, la asertividad, la mirada analítica y crítica, la tolerancia y la empatía…

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Existen condiciones de vida que obstaculizan el acceso, el contacto y el ensayo-error de estos aprendizajes, y que no permiten desarrollar las capacidades personales que denominados competencias para la vida.

Pero ¿dónde se aprenden estas habilidades para el mundo actual? Como sabemos, existen contextos sociales que no facilitan la adquisición de estas competencias, en los que los chicos y las chicas no las desarrollan de forma natural en el propio proceso de socialización. Existen condiciones de vida que obstaculizan el acceso, el contacto y el ensayo-error de estos aprendizajes, y que no permiten, por lo tanto, desarrollar estas capacidades que denominamos competencias para la vida.

Y, en cambio, en los municipios, en la comunidad, existen espacios y actividades que sí promueven de forma intencionada, sistemática y consciente aprendizajes necesarios para la vida y proporcionan experiencias vitales significativas y ricas para los y las adolescentes. Estos espacios, actividades, equipamientos, entidades e iniciativas ciudadanas son los activos de valor de los municipios y de los barrios para garantizar la equidad educativa. Todas y todos las adolescentes deberían poder acceder a ellos, sin obstáculos.

Las actividades extraescolares, los espacios de educación no formal y los proyectos de ciudadanía activa son una fuente indispensable de aprendizajes y experiencias.

Por ello, promover la participación de adolescentes en los municipios es importante. Porque las actividades extraescolares, los espacios de educación no formal y los proyectos de ciudadanía activa son una fuente indispensable de aprendizajes y experiencias. Y es urgente, porque tenemos unos indicadores de emergencia social disparados sobre los que varias instituciones nos están alertando y apremiando a actuar ya.

Así pues, el reto consiste en identificar y vincular al 20% de adolescentes que no participan en estas actividades porque no pueden superar los obstáculos de acceso, ya sean económicos, sociales, psicológicos, culturales, informativos, administrativos, etc., y de los que sabemos que pertenecen a familias con bajo nivel de estudios, con bajo nivel de ingresos o de origen inmigrante.

Si el objetivo de la política local es garantizar oportunidades vitales en la etapa adolescente, hay que estructurar una actuación local con mirada amplia y equitativa, que cuente con todos los actores y que se plantee cuestiones esenciales.

¿Cómo llegamos a los colectivos que quedan fuera del acceso a oportunidades educativas más allá del instituto? ¿Cómo garantizamos que todas las actividades y los espacios cuenten con el respaldo de un proyecto educativo poderoso? ¿Qué medidas de accesibilidad facilitarían el acceso a los adolescentes? ¿Cómo garantizar la mirada integral a las necesidades de esta etapa? ¿Obtienen los y las adolescentes lo que necesitan y lo que les interesa en las actividades extraescolares y en los espacios fuera de la escuela? ¿Estamos adecuando la oferta a los y las adolescentes?

Ante todos estos retos, desde la alianza Educació 360 hemos elaborado la guía Más adolescentes disfrutando del fuera de la escuela. Se trata de un documento dirigido a responsables y técnicos de la política local que recoge y ordena orientaciones que ayudan a pensar y estructurar una estrategia de municipio para impulsar la participación de más adolescentes en actividades y espacios extraescolares de calidad y enriquecedores para su aprendizaje.

La guía propone 24 actuaciones municipales concretas agrupadas en 5 grandes líneas estratégicas para impulsar y consolidar la participación adolescente en el fuera de la escuela. Cada línea estratégica va acompañada de preguntas para la autoevaluación para saber en qué situación está el municipio antes de trabajar esta línea y qué ha conseguido después de haberla trabajado.

Es urgente hacer llegar oportunidades educativas, que son un tesoro, a las personas de entre 12 y 18 años, que están atravesando el territorio a veces convulso, caótico y extraño de la adolescencia, y que están iniciando transiciones vitales muy relevantes para su futuro.

En el último año han aumentado un 47% las visitas a urgencias en salud mental de los adolescentes, con un incremento de los trastornos alimentarios y los intentos autolesivos. Y han aumentado un 27% los intentos de suicidio. Además, en los últimos cinco años se han triplicado los casos de niños que hacen un uso adictivo de pantallas, que han crecido hasta el 10%.

Tenemos las tasas de abandono escolar prematuro más altas de Europa: un 19% de los jóvenes de entre 18 y 24 años no han obtenido ninguna titulación posobligatoria (dato de 2019). Y se ha disparado la tasa de paro juvenil hasta récords históricos del 33%, lo que corta de raíz numerosos proyectos de emancipación, autonomía y libertad.

Durante la pandemia, el 30% de las familias atendidas en las entidades del tercer sector no podían cubrir las necesidades económicas derivadas de la escolarización, y el 36% no podían hacer frente a los gastos de las actividades extraescolares. Además, la tasa de jóvenes en riesgo de pobreza y exclusión social es de las más altas de Europa después de Rumanía y Grecia, rondando el 33%.

Hay que promover activamente y con recursos sostenidos en el tiempo la participación y el acceso de los adolescentes a las actividades y a los espacios educativos más allá de la escuela.

Así pues, hay que promover activamente y con recursos sostenidos en el tiempo la participación y el acceso de los adolescentes a las actividades y a los espacios educativos más allá de la escuela. Garantizar que pueden acceder a oportunidades y experiencias que les proporcionen más aprendizajes, más confianza y más futuro.

Es un derecho reconocido por la Convención de Derechos de los Niños y Adolescentes. En la Agenda 2030 de la UNICEF. En la Carta de las Ciudades Educadoras. En los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Y en Cataluña, lo reivindican también el Síndic de Greuges, la Mesa de Entidades del Tercer Sector Social de Cataluña, y el Instituto de Infancia y Adolescencia de Barcelona, entre otras instituciones.

Existe un consenso institucional, y muchos municipios ya lo están haciendo posible, pero todavía no se ha producido un despliegue generalizado y sostenido de políticas de país a favor de la equidad educativa fuera de la escuela en la adolescencia. ¿ Nos ponemos a trabajar en ello con todas nuestras fuerzas?

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