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¿Son efectivos los programas que intervienen sobre las expectativas del profesorado hacia su alumnado?

Sabemos que las expectativas que el profesorado tiene sobre el aprendizaje y el comportamiento de su alumnado pueden ser un factor influyente en el propio proceso y resultado del aprendizaje. Como respuesta a ello, se han desarrollado algunos programas que buscan corregir las expectativas sesgadas del profesorado con respecto al aprendizaje de su alumnado; y que quieren promover una mejora general de éstas, una mejora de su comunicación y una adaptación de las estrategias de enseñanza. Pero, ¿funcionan estos programas?

  • Páginas 21
  • Fecha 27/09/2022
  • ISBN 978-84-124829-3-5

Sabemos que las expectativas que el profesorado tiene sobre el aprendizaje y el comportamiento de su alumnado pueden ser un factor influyente en el propio proceso y resultado del aprendizaje. Como respuesta a ello, se han desarrollado algunos programas que buscan corregir las expectativas sesgadas del profesorado con respecto al aprendizaje de su alumnado; y que quieren promover una mejora general de éstas, una mejora de su comunicación y una adaptación de las estrategias de enseñanza. Pero, ¿funcionan estos programas?

Aunque todavía se han realizado muy pocas evaluaciones, las evidencias existentes hasta hoy indican que estos programas consiguen mejoras en las expectativas de los docentes, en los resultados académicos de los alumnos y en otros aspectos personales socioafectivos de niños y jóvenes. Aunque en general se trata de mejoras pequeñas, estas son especialmente destacables en el caso de los alumnos con dificultades.

Ahora bien, no todos los programas son igualmente efectivos. Para que funcionen, deben dirigirse a conseguir un cambio en el comportamiento del profesorado; deben ofrecer a los docentes información externa sobre el potencial de aprendizaje de su alumnado, deben incluir observaciones de aula y ofrecer feedback sobre posibles tratamientos diferenciales por parte del profesorado. Es igualmente importante que sean los propios docentes los que, con toda esta información, diseñen e implementen los cambios que crean necesarios.

Sabemos que las expectativas que el profesorado tiene sobre el aprendizaje y el comportamiento de su alumnado pueden ser un factor influyente en el propio proceso y resultado del aprendizaje. Como respuesta a ello, se han desarrollado algunos programas que buscan corregir las expectativas sesgadas del profesorado con respecto al aprendizaje de su alumnado; y que quieren promover una mejora general de éstas, una mejora de su comunicación y una adaptación de las estrategias de enseñanza. Pero, ¿funcionan estos programas?

Aunque todavía se han realizado muy pocas evaluaciones, las evidencias existentes hasta hoy indican que estos programas consiguen mejoras en las expectativas de los docentes, en los resultados académicos de los alumnos y en otros aspectos personales socioafectivos de niños y jóvenes. Aunque en general se trata de mejoras pequeñas, estas son especialmente destacables en el caso de los alumnos con dificultades.

Ahora bien, no todos los programas son igualmente efectivos. Para que funcionen, deben dirigirse a conseguir un cambio en el comportamiento del profesorado; deben ofrecer a los docentes información externa sobre el potencial de aprendizaje de su alumnado, deben incluir observaciones de aula y ofrecer feedback sobre posibles tratamientos diferenciales por parte del profesorado. Es igualmente importante que sean los propios docentes los que, con toda esta información, diseñen e implementen los cambios que crean necesarios.

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