6 consejos para gestionar el uso de las pantallas a casa
06/11/2023
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El uso excesivo de las tecnologías digitales, más allá de las pantallas, provoca efectos nocivos para la salud física, mental y social, especialmente en los niños menores de tres años, según diversos estudios.
Vivimos en una era digital y no podemos ignorar que estos dispositivos existen y están presentes en nuestro día a día. Las familias tenemos la responsabilidad de educar en el uso y consumo de las nuevas tecnologías, empezando por ganar autoconciencia del tiempo, usos, riesgos y desigualdades.
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Somos modelos y referentes de los niños que criamos y educamos, somos un ejemplo a seguir. Por este motivo, es importante que prestemos atención a nuestra relación con las tecnologías digitales, especialmente cuando compartimos tiempo y espacio con los niños.
Las familias tenemos la responsabilidad de educar en el uso y consumo de las nuevas tecnologías, empezando por ganar autoconciencia del tiempo, usos, riesgos y desigualdades.
¿Pasamos tiempo de calidad con los niños? ¿Lo hacemos sin la presencia de móviles, tabletas o contenidos digitales? ¿Somos capaces de autorregular el consumo que hacemos de las redes sociales? Educar con el ejemplo es el primer paso para que comprendan la importancia del bienestar digital.
Desde el Laboratorio de Oportunidades Educativas para la Equidad Digital de la Fundación Bofill proponen buscar el equilibrio entre la prudencia tecnológica y la alfabetización digital. Este equilibrio debe empezar en casa y continuar en el aula.
Como agentes educativos que somos, tenemos la misión de fomentar el uso saludable, seguro y responsable de internet y las tecnologías digitales. Tomar conciencia del tiempo y usos de las tecnologías que empleamos en casa también nos ayudará a la hora de poner límites saludables a nuestros hijos e hijas.
¿De qué manera podemos tomar conciencia y gestionar el uso de las pantallas en casa?
1. Retrasar al máximo la edad de inicio del uso de pantallas en casa.
Antes de los tres años, el cerebro de un niño no está preparado para procesar sensorialmente la información de un dispositivo tecnológico.
Instituciones como UNICEF ya han advertido sobre los riesgos del uso de pantallas en bebés, ya que pueden afectar el aprendizaje, la concentración, la empatía, la gestión de la frustración y el control de impulsos, aspectos vitales para la interacción social.
En este sentido, el Manifiesto Infancia y Pantallas, promovido por un grupo interdisciplinario de profesionales interesados en la salud, el bienestar y el desarrollo infantil, defiende los derechos de los niños en los entornos digitales.
2. Evitar el uso de tecnologías digitales antes de dormir.
Según explica el Dr. Òscar Sans, jefe de la Unidad de Trastornos del Sueño de Sant Joan de Déu, la luz azul de las pantallas inhibe la síntesis de melatonina y afecta la cantidad y calidad del sueño.
3. Encontrar mecanismos reguladores efectivos que ayuden al niño a relajarse.
Ofrecer pantallas para tranquilizar a los niños, a largo plazo, es contraproducente, ya que puede contribuir a desencadenar conductas adictivas.
Es importante acompañar al niño desde la presencia, la escucha activa y la validación de sus emociones. Poner nombre a lo que siente es el primer paso para que comprenda su cuerpo y su mente. Las pantallas anestesian, pero no trabajan la raíz del malestar.
4. Establecer límites de tiempo mediante la anticipación basada en unidades de contenido.
Acordar previamente qué se verá, cuándo se verá y cuándo terminará. A menudo, las familias proponemos un tiempo que, en la práctica, acaba alargándose. Los límites claros y saludables ayudan a mejorar la autoestima y la autoconfianza.
Las pantallas generan descargas de dopamina, conocida como la "hormona del placer". Retirar de golpe este efecto puede provocar conductas irritables e incluso agresivas. Los límites deben ser claros, y es recomendable proponer un contenido de calidad, revisado previamente, y mantener una rutina estable para evitar excesos.
5. Consumir contenidos de calidad, si es posible, previamente revisados y desde plataformas seguras.
Dejar en manos de un algoritmo la selección de contenidos puede llevar al niño a páginas no deseadas. El 70% de los adolescentes consumen pornografía de manera frecuente y a edades cada vez más tempranas, lo que provoca que sea una fuente de aprendizaje para el 30% y que se normalicen situaciones de extrema violencia. Es importante ofrecer contenidos de calidad, idealmente revisados previamente.
Common Sense Media es un proyecto útil para las familias, con una larga lista de revisiones multimedia en clave educativa y familiar, que incluye series, libros, videojuegos y películas.
6. Disfrutar de la desconexión digital y respetarla.
Desconectarse de las tecnologías digitales tiene un impacto positivo en la reducción del estrés y facilita un entorno seguro para fomentar la comunicación intrafamiliar. Disfrutar de tiempo de ocio en familia sin estar pendientes del teléfono o las tabletas ayuda a fortalecer vínculos y promover el bienestar digital.
Ganar conciencia sobre la exposición tecnológica, las desigualdades y la brecha digital también significa promover usos conscientes y de calidad de las nuevas tecnologías.
La escuela no puede hacerlo todo, y en casa podemos hacer mucho. Educar en bienestar digital es una responsabilidad colectiva. Ganar conciencia sobre la exposición tecnológica, las desigualdades y la brecha digital también significa promover usos conscientes y de calidad de las nuevas tecnologías.