La escuela híbrida, más allá de ordenadores e internet

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Según los últimos datos de la UNESCO, la pandemia de la covid-19 ha tenido a más del 90% de los estudiantes de 188 países confinados en casa y sin clases presenciales. Las universidades y los centros educativos y formativos han impartido las clases mediante tecnologías digitales, o lo han intentado, de modo que el alumnado con o sin experiencia previa en formación en línea se ha visto inmerso en clases no presenciales.

Recupera la jornada “Cómo impulsar la transformación digital de la escuela

Ahora, desde varios organismos internacionales se está insistiendo sobre la importancia de seguir con los esfuerzos para construir una infraestructura para el aprendizaje remoto y para desarrollar la capacidad de estudiantes y profesores para aprender y enseñar en esta modalidad. La educación en línea puede facilitar la adquisición de aprendizajes esenciales del siglo xxi y de competencias como la colaboración, comunicación, la autonomía y el desarrollo de habilidades cognitivas.

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Actualmente se está produciendo un retorno progresivo a la normalidad. No obstante, la crisis ha puesto de manifiesto el enorme potencial de innovación hasta ahora latente en muchos sistemas educativos. La experiencia adquirida durante estos 2 últimos cursos es una base fundamental para corregir y mejorar dicho potencial. Así pues, la reapertura de los centros educativos no debe entenderse solamente como una reanudación del funcionamiento habitual de las escuelas. Hay que evitar “volver al pasado normal” y hay que aprovechar todo lo aprendido, todas las competencias digitales adquiridas durante estos meses y apostar de forma creativa por integrar los espacios, el tiempo, las personas y las tecnologías en un ecosistema de aprendizaje (OCDE, 2020).

En esta línea, el Departamento de Educación ha decidido promover la educación híbrida y ha puesto en marcha un proyecto piloto en un grupo de centros para identificar e impulsar estrategias organizativas, metodológicas y relacionales singulares de los centros educativos desde una perspectiva competencial e inclusiva de la educación.

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Según el Departamento de Educación, “con la educación híbrida se favorece la transformación educativa de los centros a través del impulso de su autonomía y la implicación de la comunidad escolar y de todos los agentes educativos de la zona. Se impulsa la educación digital del alumnado, el profesorado, las familias y el entorno”.

El hecho de apostar por un modelo de educación híbrida actúa como una palanca para transformar el sistema educativo y acelerar procesos de innovación que ya se estaban dando en Cataluña y en países de nuestro entorno

Es decir, el hecho de apostar por un modelo de educación híbrida y aprovechar los procesos de enseñanza-aprendizaje virtuales de emergencia que se han precipitado y, en algunos casos, improvisado a causa de la pandemia actúa como una palanca para transformar el sistema educativo y acelerar procesos de innovación que ya se estaban dando en Cataluña y en países de nuestro entorno.

Pero, ¿qué es una escuela híbrida?

La educación híbrida combina 2 ambientes de aprendizaje. Por un lado, el tradicional, que implica un contacto cara a cara; es decir, presencial. No obstante, al mismo tiempo también se hace uso del ambiente de aprendizaje que facilitan las tecnologías digitales, con actividades de aprendizaje en línea.

Los distintos modelos existentes en lo que se refiere a aprendizaje híbrido quedan resumidos en el gráfico siguiente:

El modelo de rotación (con sus distintas variantes: laboratorio, estaciones, flipped classroom y formato individual) permite a los estudiantes moverse a través de distintos escenarios, momentos o estaciones de aprendizaje (individuales, grupales y virtuales) en un horario fijo, en el que como mínimo una de las estaciones de aprendizaje es en línea. Este modelo es el más común y frecuente en las escuelas de primaria, ya que el profesorado tiene un control más exhaustivo del tiempo y de la orientación en cada estación dentro del propio edificio de la escuela o en otros espacios comunitarios (ya sea en espacios de laboratorio o aulas de estudio individual o de trabajo en grupo), donde se prioriza un aprendizaje más colaborativo entre los estudiantes.

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Una de las tipologías más conocidas del modelo de rotación es la de la clase inversa, también conocida como flipped classroom en inglés. Esta fórmula rompe con el modelo tradicional, de carácter más bien transmisivo, puesto que traslada el tiempo que el profesor utilizaba habitualmente para explicar el contenido teórico en la clase fuera del aula, a través de vídeos donde se expone el contenido teórico.

Estos vídeos o recursos de aprendizaje digitales pueden ser, o bien seleccionados, o bien creados por el profesor, y pueden ir acompañados de una guía de trabajo autónomo que permita la comprensión de la teoría expuesta. En esta línea, el tiempo en el aula se utilizará sobre todo para trabajar habilidades de pensamiento de orden superior según la clasificación que se propone en la taxonomía de Bloom para la era digital, como el análisis, la evaluación y la creación a través de distintas metodologías, en un ambiente de aprendizaje colaborativo y con el apoyo y acompañamiento del profesor.

Algunas alternativas interesantes de este modelo que proponemos desde nuestro documento Cómo impulsar la transformación digital de la escuela tienen que ver con el concepto “fuera del aula” en distintos espacios del entorno comunitario, con el apoyo y el acompañamiento correspondiente. Podemos encontrar un buen resumen de las dinámicas de trabajo que pueden desarrollarse dentro y fuera del aula en esta infografía.

Numerosas instituciones educativas de enseñanza superior ya han adoptado este método. Se trata de un fenómeno reciente que se ha expandido con la llegada de las tecnologías digitales y, en particular, con el acceso a los cursos gratuitos en línea que se ofrecen en plataformas como la Kahn Academy, Coursera o Udacity. Los cursos en línea masivos y abiertos que están dictando algunas universidades (MOOCS, por sus siglas en inglés), por poner un ejemplo, han puesto en duda la necesidad de trasladarse a la facultad únicamente para recibir contenidos, ya que los estudiantes pueden acceder al material desde casa e ir a la facultad directamente para resolver dudas con el profesor.

El concepto de aprendizaje híbrido va más allá del simple uso de tecnología digital y de entornos virtuales de aprendizaje

Así pues, el concepto de aprendizaje híbrido va más allá del simple uso de tecnología digital y de entornos virtuales de aprendizaje: supone una reorganización y una redefinición temporal, y el impulso de metodologías centradas en el alumnado. Es un modelo que integra tanto elementos virtuales como presenciales, que permiten utilizar las mejores características de cada entorno de aprendizaje manteniendo la continuidad entre formatos virtuales y presenciales. Así pues, las aulas híbridas pueden variar la proporción de las distintas metodologías en función de la materia y de las necesidades específicas de cada grupo de alumnos.

Además, el alumnado tiene algún elemento de control sobre los horarios, el ritmo de trabajo y el lugar del proceso de aprendizaje. Dado que lo que se pretende también con este modelo es fomentar la autonomía y la socialización del alumnado como elementos claves de la personalización del aprendizaje, la escuela ya pone a disposición del alumnado los espacios y los momentos para la atención individualizada, para el trabajo autónomo y personal, y para el trabajo colaborativo en línea o en grupo presencial.

Así, por ejemplo, mientras que en primaria el trabajo tanto virtual como presencial se da dentro del centro educativo, en el horario lectivo, en secundaria (especialmente en los últimos cursos) se puede empezar a utilizar otros espacios fuera del recinto escolar (bibliotecas, aulas de estudio, equipamientos comunitarios o culturales…) y a fomentar la autonomía y el trabajo colaborativo del alumnado de más edad.

Las 3 principales fortalezas de este modelo de aprendizaje son que una parte del trayecto se hace en línea, con algún elemento de control sobre el tiempo, el lugar, la ruta o el ritmo del aprendizaje. Así pues, el espacio físico ya no es el central, puesto que se puede generar la conectividad desde cualquier lugar (escuela y/o espacio comunitario). Y, por último, a lo largo de la ruta de aprendizaje, las opciones de presencialidad y virtualidad están conectadas para proporcionar una experiencia de aprendizaje integrada y con apoyo y acompañamiento continuos, que no dejen nadie atrás.

Una escuela híbrida es aquella que concibe de forma muy diferente los espacios y los tiempos de aprendizaje, haciéndolos extensivos y continuos

Por lo tanto, planteamos desde aquí un modelo de escuela híbrida, con un enfoque distinto que resignifica y reconceptualiza el concepto de encuentro y presencia física y que propone una nueva forma de entender el espacio virtual y la distancia. Es decir, un modelo que supera la clásica dicotomía entre mundo presencial y mundo virtual. Un modelo de escuela híbrida que trabaja poniendo el énfasis en un aprendizaje más profundo y en las 6 famosas habilidades y competencias de Fullan: creatividad, comunicación, colaboración, pensamiento crítico, carácter y civismo.

En definitiva, y sin miedo a equivocarnos, podríamos afirmar que una escuela híbrida es aquella que concibe de forma muy diferente los espacios y los tiempos de aprendizaje, haciéndolos extensivos y continuos.

Este modelo de escuela se basa, principalmente, en 5 aspectos fundamentales:

  1. Abrir la escuela al entorno y a la comunidad, utilizando espacios comunitarios como bibliotecas o centros cívicos y juveniles.
  2. Acompañar y ofrecer apoyo continuo al alumnado desde la función tutorial, sea cual sea la dimensión en la que se encuentra (presencial y/o virtual)
  3. Priorizar un modelo educativo basado en la personalización de los aprendizajes, en el que los principios de socialización, de autonomía y de atención individualizada son claves.
  4. Proporcionar apoyo a los centros educativos a partir de la labor de mentoría al profesorado que trabaja en esta modalidad.
  5. Reducir las desigualdades y la brecha digital de los colectivos y las familias con hijos y adolescentes más vulnerables.

Por ello, la publicación Cómo impulsar la transformación digital de la escuela propone y concreta un modelo de aprendizaje híbrido orientado a garantizar la equidad y la mejora de los aprendizajes, con el fin de desarrollar las habilidades y competencias digitales de todo el alumnado y avanzar hacia un modelo educativo más flexible, personalizado y centrado en el alumno.

Recordemos una vez más que la transformación digital de la escuela no gira única y exclusivamente en torno a máquinas, chips y cables. Gira en torno a las personas. En torno a conocer y reconocer el talento de las personas que se encuentran en nuestras organizaciones y comunidades educativas, y de ofrecerles apoyo y acompañamiento.

Partiendo de la publicación Educación híbrida. Cómo impulsar la transformación digital de la escuela, en el inicio de curso tendrá lugar una jornada para reflexionar y compartir experiencias, retos y conocimientos sobre la digitalización educativa con expertos, docentes y profesores, directores de centros, técnicos y responsables políticos.

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