El RALC al servicio de las políticas de orientación

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¡INVESTIGACIÓN Y ACCIÓN! | ORIENTACIÓN | EL círculo virtuoso

En los últimos años, el Consorcio de Educación de Barcelona ha apostado firmemente por aprovechar los datos de los registros educativos y, en particular, el RALC (Registro de Alumnos de Cataluña), con el fin de dimensionar las necesidades del alumnado y ajustar así el contenido y la cobertura de los programas de intervención. Todo ello, con el objetivo de tender hacia unas intervenciones más fundamentadas y con más probabilidades de éxito.

Gemma Verdés, directora de Enseñanzas Posobligatorias y de Régimen Especial del Consorcio de Educación de Barcelona, nos habla del sentido y las virtudes de poder enfocar y dimensionar acciones de orientación del alumnado en la secundaria, teniendo en cuenta el análisis de trayectorias que permiten sistemas de información como el RALC.

¿Por qué es importante hablar de orientación?

Para que un alumno construya sus trayectorias educativas de forma óptima, es imprescindible que esté bien orientado, bien acompañado y que disponga de referentes que durante sus etapas de enseñanza obligatoria y posobligatoria identifiquen cuáles son sus competencias, sus gustos, sus futuros imaginables...

La orientación implica dedicación, profesionales expertos, horas de conversaciones con los alumnos, con sus familias... Y también un currículo y una práctica educativa que incorpore la orientación al propio proceso de enseñanza-aprendizaje.

Por tanto, es cierto, la orientación es una herramienta que debemos utilizar, es imprescindible, no tenemos que escatimar esfuerzos en ella, pero también debemos saber que presenta una serie de limitaciones.

En el momento en que el alumno toma sus decisiones ―él y sus familias―, hay muchísimos factores que pueden influir en estas decisiones: la propia familia, los amigos, el contexto, las inercias, la propia planificación, la manera en la que están organizados los estudios en la ciudad...

Hay quienes dicen: “tenemos que orientar, si orientamos no tendremos tanto abandono”... Y seguramente sea así, porque las decisiones serán más relevantes, más pertinentes y estarán mejor tomadas.

De todos modos, también es verdad que hay personas en la ciudad que, debido al cúmulo de factores y variables que pueden ser de riesgo ―necesidades educativas especiales, vulnerabilidades socioeconómicas, trayectorias académicas complicadas, incorporaciones tardías al sistema...― pueden ver sus trayectorias interrumpidas, repetir curso o incluso llegar a abandonar los estudios.

¿Qué es el RALC y cómo habéis integrado esta herramienta en el Consorcio? ¿Qué os ha ofrecido?

Desde el curso 2017-2018, el Consorcio tiene la gran oportunidad de disponer de todos los datos de los estudiantes a través del RALC, el registro de todo el alumnado matriculado en el sistema educativo reglado, que identifica a cada alumno con un número, el Idalu. Este número nos permite realizar el seguimiento y disponer de la trazabilidad de todo el historial del alumno a lo largo de su experiencia educativa.

El análisis del RALC permite conocer las transiciones formativas de los alumnos, la fidelización en unos determinados estudios, su nivel de graduación, el cambio de unos estudios a otros, etc.

Las variables pueden consistir en todos los datos individuales que contiene el RALC: sexo, edad, nivel la necesidad educativa especial de un alumno, centros donde ha cursado la enseñanza, lugar de residencia o año en el que se incorporó al sistema educativo catalán. De este modo, podemos cruzar variables sociodemográficas y educativas con tipos de trayectoria y así saber cuáles son los condicionantes de la continuidad o el abandono educativo.

De esta manera, podemos diseñar políticas educativas que puedan, no neutralizar, pero sí reducir un factor respecto a un comportamiento que pudiera ser negativo o pudiera comportar abandono.

Por ejemplo, sabemos que los colectivos que se incorporan tardíamente al sistema educativo catalán tienen muchas más posibilidades de repetir, abandonar los estudios e interrumpir su trayectoria académica que sus compañeros. ¿Por qué? Porque les falta competencia lingüística en la lengua de acogida, básica para poder adquirir el resto de competencias. Esta detección temprana nos permite reforzar dispositivos de los que ya disponemos, como el aula de acogida en la educación obligatoria, pero también proponer dispositivos en la educación posobligatoria que faciliten herramientas de mejora de las competencias lingüísticas.

¿Qué habéis necesitado desde el Consorcio para explotar el RALC?

Poder disponer del RALC ha sido un gran avance, pero para que se puedan aprovechar las oportunidades de conocimiento que ofrece, las administraciones públicas deben cumplir dos condiciones:

  • - Haber desarrollado una cultura de trabajo con datos y de toma de decisiones siempre sobre la base del análisis de datos.
  • - Disponer de equipos que combinen la capacidad técnica de explotar los datos, realizar combinaciones, utilizar este recurso y explotarlo al máximo, pero también que sepan comunicarse con los expertos que tienen el conocimiento sobre la materia, y que puedan dialogar. Que unos sepan qué podemos pedir y los otros sepan cómo se lo podemos ofrecer y cómo lo podemos visualizar para que pueda realizarse una buena interpretación de los datos.
En la institución pública, el trabajo con datos no es un recurso con el único objetivo de disponer de los datos, sino que busca incorporar la cultura de los datos en la Administración.

Los datos también nos aportan un punto de realidad. En políticas sociales, como la educación, tenemos muchos mantras, tópicos, conocimientos que nos parecen obvios. Muchas veces los datos nos lo corroboran, pero a veces también nos contradicen y aportan un punto de realidad. Por lo tanto, yo creo que ninguna administración educativa o ninguna administración pública en general puede plantearse adoptar políticas educativas sin saber disponer de una base sólida de información y datos contrastados.

¿Qué sería necesario para que el RALC fuera de utilidad a las administraciones municipales?

No todas las administraciones que pueden tomar decisiones sobre educación tienen acceso a datos del RALC, o pueden realizar consultas o utilizar estos datos sistemáticamente.

Las administraciones municipales también pueden aportar recursos para la orientación, para el acompañamiento, para el acompañamiento de las necesidades educativas especiales, etc., pero si no sabemos a quién, cómo, cuándo y a qué aplicar los datos, tenemos una carencia.

Creo que el Departamento de Educación es el organismo más indicado para llevar a cabo un trabajo de explotación de los datos con el fin de ofrecerlos, bien tratados y sistematizados, a los municipios que necesiten este apoyo para que puedan tomar decisiones políticas relevantes.

¿Cuáles son las limitaciones a las que se enfrenta el RALC?

Todavía hay estudios que no están introducidos en el RALC: las enseñanzas de adultos, que en el caso del abandono escolar también están aportando muchísimo valor, las enseñanzas deportivas, los programas de formación e inserción (PFI)... Es verdad que está previsto que se incorporen gradualmente, pero aún no están recogidos en el RALC, por lo que a veces nos cuesta mucho efectuar la trazabilidad de estos alumnos.

Otra limitación del RALC es que se trata de una herramienta del Departamento de Educación, pero que no se lee en otros contenedores de registros administrativos. Por ejemplo, el sistema universitario tiene un dato masivo, que consiste en todos los alumnos que realizan las PAU, pero una vez que empiezan el curso universitario, son las universidades las que disponen de los datos sobre sus alumnos. Eso nos limita a la hora de saber qué alumnos van a la universidad, qué estudios eligen, etc., un conocimiento que sería muy relevante para poder tomar decisiones en etapas previas, como en el bachillerato o los grados superiores.

Otra administración que también recoge muchas de las trayectorias de los alumnos que no siguen la vía académica es el Departamento de Trabajo. En el caso de todos los jóvenes que se incorporan al mercado laboral, no podemos leer a qué sectores se están incorporando, en qué fecha o con qué interrupciones. Únicamente podemos saberlo mediante encuestas sobre empleo, y solo entonces podemos ver qué niveles de inserción tienen determinados estudios, entre otras cosas.

El gran sueño sería que pudiéramos tener un dato o un número de identificación ciudadana que permitiera la trazabilidad de todo el historial educativo, de salud, social, universitario y laboral.

De todos modos, querría subrayar que el RALC no es la única herramienta que nos aporta datos. Las administraciones debemos ser lo suficientemente ponderadas para pedir la información de la que no disponemos a los centros, pero debemos poder solicitar y explotar esta información de forma rápida y eficaz.

Este año, por ejemplo, hemos hecho una encuesta masiva a todos los centros para que nos digan qué orientación están dando a todos los alumnos de cuarto de ESO, unos 14.000 alumnos. A partir de aquí, hemos realizado análisis sobre qué sesgos tiene la orientación, y hemos visto que, efectivamente, presenta sesgos. Así, no se orienta hacia los mismos estudios a los alumnos de sexo femenino y a los de sexo masculino, a los repetidores y a los no repetidores, a los alumnos que se han incorporado tardíamente y a los que hace tiempo que están en el sistema, a los alumnos con trayectorias académicas más exitosas y a los alumnos con trayectorias interrumpidas, o a los alumnos que provienen de determinados distritos o institutos.

Como administración, ¿Qué podemos hacer? Ser conscientes de estos sesgos y ofrecer una orientación más rica, completa y compleja. En definitiva, no renunciar a actuar teniendo en cuenta los datos, y en especial los datos del RALC.

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Este artículo pertenece al tercer boletín de ¡Investigación y acción!: Municipios contra el abandono escolar: la clave en la orientación y los datos. ¡No te pierdas el resto de contenidos!

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Este material ha sido realizado con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología - Ministerio de Ciencia e Innovación.

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