Tres maneras en que los orientadores escolares pueden impulsar el aprendizaje social y emocional

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¿Qué se necesita para que el equipo del centro desarrolle técnicas de aprendizaje social y emocional en su alumnado?

En este artículo, desde un contexto estadounidense, Maurice J. Elias nos ofrece tres claves para que los orientadores de los centros y los profesionales externos trabajen el aprendizaje socioemocional en el alumnado.

Consejos para profesionales de apoyo al alumnado que trabajen para fomentar el aprendizaje social y emocional en la secundaria obligatoria y posobligatoria

Maurice J. Elias

12 de febrero de 2019

Fuente original: Edutopia

¿Qué papel desempeñan los profesionales de apoyo al alumnado en la promoción del aprendizaje social y emocional (ASE) en la secundaria obligatoria y posobligatoria?

Orientadores escolares, psicólogos, trabajadores sociales y otros profesionales de apoyo al alumnado asumen numerosas responsabilidades, a las que se suele añadir la promoción del aprendizaje social y emocional. Y sabemos que a menudo el contexto para las intervenciones de aprendizaje social y emocional en la secundaria obligatoria y posobligatoria está sometido a limitaciones horarias.

Los profesores no deben ser los únicos responsables de la implementación del aprendizaje social y emocional. Hay que ser realistas sobre lo que pueden abarcar durante las horas lectivas. Ya sea individualmente, en grupos o con toda la clase, en general falta tiempo para trabajar el conjunto de las competencias. Eso puede provocar que se intente hacer demasiadas cosas demasiado deprisa, con lo que, tras la intervención, los alumnos regresan al aula con un nivel de aprendizaje insuficiente. Todo ello genera dudas sobre las intervenciones de aprendizaje social y emocional y las personas que las llevan a cabo.

Pasar a la acción

Afortunadamente, hay escuelas que han identificado roles fundamentales que muchos profesionales de apoyo al alumnado pueden asumir a pesar de los apretados horarios que tienen. A continuación presentamos tres maneras en que orientadores, psicólogos escolares y otros profesionales de apoyo al alumnado pueden fomentar y reforzar el aprendizaje social y emocional en los centros de secundaria obligatoria o posobligatoria en los que trabajan.

1. Ser parte de un equipo de liderazgo

En virtud de las competencias que tienen en los campos del desarrollo infantil y juvenil y en el liderazgo de grupos, los profesionales de apoyo al alumnado pueden asumir roles de liderazgo en cualquier comisión relacionada con el aprendizaje social y emocional, independientemente de su objetivo: formación de carácter, cultura y clima educativos o lucha contra el acoso. Por ejemplo, los orientadores y los trabajadores sociales y psicólogos del centro pueden orientar o guiar las formaciones destinadas a sensibilizar al profesorado y al resto de la plantilla del centro sobre situaciones que pueden ser traumáticas.

Por ejemplo, puede ser que en un centro se haya creado una comisión para introducir el aprendizaje-servicio en grupos de todas las edades. Un psicólogo o un orientador escolar tendría la preparación adecuada para hablar de las fases de desarrollo emocional o social de cada franja de edad con el fin de identificar qué tipo de aprendizaje-servicio se adapta mejor a cada curso específico.

2. Mejorar la comprensión del aprendizaje social y emocional entre los adultos

En muchos centros, puede ser que el personal solo esté familiarizado de manera muy superficial con el aprendizaje social y emocional y otros temas relacionados pero que, a pesar de ello, decida empezar a aplicarlo de todas formas. Sabemos que cuanto más profundo sea el conocimiento de todo lo relacionado con el aprendizaje social y emocional, más sostenible será la intervención.

Las publicaciones breves para lectores no especializados y los vídeos sobre aprendizaje social y emocional pueden ser una buena forma de introducirse en este campo, pero para poder conseguir intervenciones sostenibles, la formación y los apoyos deben ir más allá. Los profesionales de apoyo al alumnado pueden desempeñar un papel importante en el diseño de un plan realista para que otros grupos de personas puedan alcanzar su mismo grado de comprensión del aprendizaje social y emocional.

3. Centrarse en fomentar los puntos fuertes

En lugar de organizar un grupo para jóvenes con dificultades destinado a la gestión de la ira o el estrés, los profesionales de apoyo al alumnado pueden ayudar a estos alumnos a crear un grupo de preparación para el liderazgo. Al concebir el grupo como una iniciativa que puede contribuir positivamente a la escuela, contará con más colaboración y permitirá identificar tanto puntos fuertes como puntos débiles en respuesta a preguntas del tipo “¿Qué cualidades debe tener un buen líder?” o “¿Qué hace que un líder sea digno de confianza?”.

Posteriormente, este grupo de liderazgo para el alumnado puede pasar a la acción y dar respuesta a cuestiones ambientales o poner en marcha un proyecto de mejora para el centro, por ejemplo.

Los profesionales de apoyo al alumnado pueden orientar a los alumnos para que continúen desarrollando las competencias que ya tienen, a la vez que fomentan nuevas competencias. Eso aleja el desarrollo de competencias del simple marco de reparación y déficit. Un elemento clave de las intervenciones de aprendizaje social y emocional consiste en ayudar a los alumnos a fijarse objetivos con fines positivos.

Secuencia y alcance

El tiempo siempre es un factor importante cuando se trabaja con alumnos de secundaria. Así pues, la secuencia de desarrollo de competencias que presentamos a continuación debería servir de guía para enfocar las intervenciones y los apoyos de aprendizaje social y emocional de modo efectivo y factible. A grandes rasgos, la secuencia debería ser la siguiente:

  • Toma de conciencia de uno mismo y autogestión (una toma de conciencia de uno mismo que incluya objetivos y ser la mejor versión de uno mismo, además de competencias emocionales y de autocontrol).
  • Concienciación social y competencias relacionales (incluidas la empatía, las habilidades comunicativas y la identificación de los desencadenantes del comportamiento de uno mismo).
  • Toma de decisiones responsable y resolución de problemas (también incluye la anticipación y superación de obstáculos).

Las intervenciones de aprendizaje social y emocional que siguen esta secuencia se asocian a una serie de resultados positivos, entre otros una mejora del comportamiento, la asistencia y el rendimiento académico del alumnado, y una reducción de las acciones disciplinarias punitivas o de exclusión.

Tanto si eres psicólogo como orientador escolar, o cualquier otro tipo de profesional de apoyo al alumnado, y sea cual sea la forma en la que decidas seguir contribuyendo al aprendizaje social y emocional en tu centro, crea y comparte tus planes con el resto del personal de la escuela para que conozcan los contenidos que estás trabajando y la mejor manera de apoyarlos.

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Este artículo pertenece al tercer boletín de ¡Investigación y acción!: Municipios contra el abandono escolar: la clave en la orientación y en los datos. ¡No te pierdas el resto de contenidos!

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Este material ha sido realizado con la colaboración de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología - Ministerio de Ciencia e Innovación.

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